Prólogo
El obispo Suero, fracasado y exiliado en su villa episcopal de Fermoselle, nos relata en primera persona, sin intermediarios, cuáles fueron sus actividades en la diócesis, Desde las postrimerías de su vida, el obispo nos narra cómo, cuando llegó a la diócesis con un séquito de más de cuarenta caballos, sólo encontró una mula coja, y así mismo sus desvelos por reconstruir el patrimonio y defender los derechos de una sede, que a su juicio, estaba arruinada por su antecesor Pedro I “El Bueno”. A través del memorándum y testamento nos ofrece, de forma directa, una jugosa información sobre las personas e instituciones con las que se relacionó -su señor temporal Alfonso X, el cabildo catedral, los concejos de Zamora y Toro, las sedes episcopales limítrofes, monasterios, su familia, etc.-. La finalidad del prelado fue dar su versión de la realidad que él protagonizó, y construir la imagen con la que quería ser recordado y reconocido en la posteridad.
Los autores perfilan la personalidad real del prelado, y nos descubren la objetividad y veracidad de sus testimonios, a partir del estudio y edición diplomática de los documentos, y del valioso fondo documental de su episcopado.
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