Introducción
El presente trabajo pretende continuar otros que ya habíamos iniciado en la misma línea sobre la ciudad de Zamora para el siglo XVI. Con este propósito hemos vaciado todos los pleitos conservados en el Archivo Histórico Diocesano de Zamora relacionados con la temática matrimonial. Se han excluido los correspondientes a la Vicaria de Alba y Aliste al pertenecer ésta al Arzobispado de Santiago durante esta centuria. En el caso de los protocolos notariales hemos limitado la consulta a los de la ciudad de Zamora y pueblos de su jurisdicción. Entre la opción de efectuar una muestra aleatoria con los protocolos de Toro y Zamora, o analizar al completo una de las dos ciudades, hemos optado por la segunda alternativa. Se han examinado todos los protocolos de la ciudad de Zamora con el objeto de obtener los datos proporcionados por las escrituras de “apartamiento de querella, de protesta, concordias” entre partes y cuentas de las “penas de Cámara”. La visión ofrecida por las fuentes documentales analizadas tendrá un carácter evidentemente parcial, tanto por las limitaciones geográficas del estudio como por la naturaleza jurídica de la mayoría de los documentos. Se ha afirmado que éstos, además no siempre reflejan la opinión personal de los protagonistas del delito al estar mediatizadas las declaraciones por los abogados y procuradores o por los escribanos encargados de redactar el proceso quienes pulían los testimonios, G. Duby ha señalado incluso que al historiador actual le ha llegado fundamentalmente lo negativo de las conductas matrimoniales a través de las condenas y disposiciones legales emitidas para transformar ciertos hábitos. Al resaltar en demasía las faltas, piensa J. Gaudemet, pueden conducirnos a traicionar la verdad. Aun así, defendemos su utilidad para acercarnos al mundo de la problemática matrimonial y de las transgresiones a la moral sexual del momento, en parte ante la carencia de información de otras fuentes documentales más íntimas como podrían ser los diarios.
Por otro lado, estamos de acuerdo con las apreciaciones emitidas por M.H. Sánchez Ortega sobre las fuentes inquisitoriales, las cuales pueden ser extensibles al ámbito de otros procesos civiles y eclesiásticos, caso de los usados para este estudio: la visión de estos pleitos no comprende todas las facetas de la actividad matrimonial. E incluso podríamos añadir que tampoco abarcan por completo toda la conflictividad generada en el seno del matrimonio al no desembocar muchos de los roces conyugales en los tribunales de Justicia. No todos los individuos se animaron a presentar su causa ante los jueces, en unos casos porque no esperaban conseguir un desenlace eficaz; en otros, porque se necesitaban recorrer grandes distancias desde algunos núcleos rurales para tramitar la demanda; además, los procesos podían prolongarse requiriéndose un dinero del que se carecía. La documentación procesal, como ya han indicado D. Moreno y J.L. Beltrán, escondería también los conflictos solucionados por vía infra o extrajudicial, carencia que hemos tratado de solventar, en parte, con la consulta de la documentación notarial la cual recoge escrituras de perdón y acuerdos entre partes.
Debido a las circunstancias anteriormente apuntadas y a la exclusión en este estudio de los asuntos relacionados con la dote o la herencia -aspecto éste último abordado en una publicación anterior-, la visión ofrecida acerca de la problemática conyugal mantendrá un carácter aproximativo. El vaciado completo de las series documentales -el cual nos ha proporcionado un total de 876 documentos entre pleitos e informaciones ante los tribunales y escrituras insertas en los protocolos notariales-, intentará subrayar ciertas tendencias en los comportamientos sociales ligados al matrimonio. La exactitud y el reduccionismo no caben en este campo de la historia de los sentimientos o de la intimidad; un ámbito, como han señalado algunos especialistas, de “contornos imprecisos” en el que tienen cabida emociones, actitudes sexuales, la moral imperante y el honor. Somos también conscientes de estar intentando un acercamiento a un fenómeno marginal, incluso dentro de la misma criminalidad; aun así, el historiador no debe excluir ningún ámbito de análisis por minoritario que sea. Esperemos que este estudio llegue a constituir una aportación válida en un terreno, que como ha señalado M. Ortega López, no ha hecho sino iniciar su andadura en España.
Agradecimientos
Desearía hacer expreso mi más sincero agradecimiento al Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo”, bajo cuyo apoyo económico realicé el presente trabajo, y a todo el personal de los diferentes archivos donde llevé a cabo mi investigación al facilitarme mi labor. Asimismo, quisiera extender mi gratitud a mis compañeros Ana Carabias Torres, por sus sugerencias, y a Angel Rodriguez Sánchez, por la autoría del prólogo de esta obra.
Por último, agradecer a Luis Gonzalez el haber hecho posible, una vez más, la edición de uno de mis libros.
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